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Agoizko Gaitariak

«Gaiteros de Pamplona / Iruñeko gaiteroak»
Testua: Unai Lako
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza

Los gaiteros de Pamplona, han sido fieles compañeros de varias décadas de dantzaris en Aoiz y no podía faltar un pequeño apartado en esta revista para recoger y mostrar algunos de los recuerdos que ellos tienen de su paso por Aoiz en estos últimos ya casi 30 años. Nos reunimos con Javier Lacunza y José Luis Fraile en su local de la calle San Lorenzo y junto a ellos mantuvimos una interesante charla llena de anécdotas y recuerdos de sus aventuras en Aoiz.

Cuando ellos se propusieron comenzar a investigar y recabar datos en torno a la gaita, a principios de los años setenta, hacía ya casi 15 años desde que Pamplona había perdido su último grupo de gaiteros, el formado por los hermanos Mondejar. La música tradicional, como la gaita o el txistu no se escuchaba en Pamplona, salvo en ocasiones puntuales, como eran los Sanfermines, Olentzero o Santa Águeda (estas dos últimas celebraciones comenzaron a celebrarse un poco más tarde). Salvo un pequeño grupo de txistularis y los gaiteros de Lizarra, la música tradicional se había perdido. Según cuenta José Luis, fueron los Hermanos Fernando y Javier Lacunza los que de alguna manera recuperaron la gaita en Pamplona, trayéndola desde Bilbao.

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Los Hermanos Lacunza se encontraron un ambiente totalmente hostil, ya que los únicos gaiteros activos en Navarra eran los de Estella y estos tenían un estatus muy bien considerado, siendo tratados casi como “dioses”, ya que eran los únicos supervivientes. Antes ser gaitero era un oficio y los gaiteros de Estella no creían ni querían que unos jóvenes llenos de ilusión pero novatos al fin y al cabo, pudieran aprender a tocar la gaita por sus propios medios. Mientras los gaiteros de Estella se escudaban en el secreto y no desvelaban nada en torno a este instrumento, los hermanos Lacunza, Fraile y algún joven más tuvieron que realizar un complejo trabajo de “espionaje industrial”, basándose en grabaciones que hacían durante fiestas para conseguir sacar partituras y unas gaitas antiguas que pudieron conseguir para poder reconstruir boquillas y gaitas, para poder comenzar su andadura en el mundo de la gaita. Como anécdota cuentan que en unos Sanfermines, un miembro de la comparsa de Gigantes de Pamplona dio cuenta a los gaiteros de Estella de que les estaban grabando y los gaiteros se pasaron desde el día en que se enteraron hasta el final de las fiestas tocando el mismo pasacalles y el mismo vals.

Por lo tanto estos jóvenes empezaron casi desde la nada, pero con mucha ilusión en ese mundo de la música tradicional. Los gaiteros de Estella se sorprendieron cuando vieron que salieron airosos del intento de aprender la gaita. Hay que decir que la competencia en aquella época era muy grande, ya que era parecido a discutirse el puesto de trabajo. “De todas formas debemos decir que gracias a los gaiteros de Estella la gaita sobrevivió”.

Localidades como Otsagabia, Lumbier, Estella, Tudela o Aoiz eran localidades en las que la gaita tenía un papel primordial en sus fiestas y festejos. Aoiz por ejemplo tuvo uno de los gaiteros más conocidos de su época (finales de 1800 y principio de 1900), Puños, que según los gaiteros de Pamplona tuvo que ser un gaitero muy destacado ya que era invitado a concursos de gaita y demás celebraciones una vez retirado del mundo de la gaita. Una de las cosas que les chocó fue que Puños marchase a aprender la gaita a Estella cuando hacía la mili. Lo que no se sabe es si la aprendió por casualidad o marchó a Estella para aprenderla.

Centrándonos ahora en sus visitas a Aoiz, tenemos que decir que llegaron a nuestro pueblo en 1973. Aquel año enviaron una carta a aquellas poblaciones en las que la gaita había tenido un papel importante para ofrecerse a tocar en fiestas y el Ayuntamiento los contrató. En Aoiz era costumbre que los gaiteros tocaran por Sanisidros, pero el Ayuntamiento desde ese año en adelante los contrató en todas las fiestas del pueblo.

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“El panorama que nos encontramos en Aoiz era magnífico, en Aoiz había un gusto especial por la gaita, teníamos el gusto de poder tocar las 24 horas del día. En Lumbier, por ejemplo tenías que tocar y tocar porque para eso cobrabas, pero en Aoiz siempre tenían respeto al músico y había buen ambiente. Aoiz ha sido un pueblo muy educado y donde hemos aprendido mucho como gaiteros. Allí comenzaron a tocar Elena Fraile y Ricardo. Estos tuvieron que soportar alguna que otra broma. A Elena le dijeron que la iban a tirar al asca y preguntó si era muy profunda porque igual se hacia daño y a Ricardo le dijeron lo mismo y como Miguel Fraile le dijo que calentaban el agua él se quedó tan tranquilo, esperando a ver cuando le llevaban”.

Los gaiteros recuerdan que se comía muy bien en Casa Roque donde solían comer truchas de río. También recuerdan las comidas que hacían en casa de José Luis de Carlos. Junto con el grupo de danzas recuperaron la Jota del Chocolate. Ellos comentan que la Jota del Chocolate y la pugna que antes había entre gaiteros y dantzaris al bailarla, la podemos encontrar en otras localidades de Navarra, siendo el caso más claro la revoltosa de Tudela. Cuando recuperaron la Jota del Chocolate, recuerdan que tubo mucho éxito y un año llegaron a tocar durante una hora y diez minutos. En el Centrico han vivido también muy buenos momentos.

“En aquellos tiempos la acordeón era también muy importante en Aoiz, pero gaitas y acordeón tenían su sitio y nunca se estorbaban. Durante algún año hicimos conciertos al mediodía. No nos podíamos retrasar ni un minuto porque allí estaba Cosín controlándonos constantemente”.

Sobre el grupo de danzas, “siempre ha tenido una importancia notable y ha trabajado lo suficiente como para no perder garra y fuerza. Cada festival de danzas que se hace se llena el frontón y eso significa que no se ha dejado de trabajar. Otro ejemplo claro es la actuación que hay los domingos de fiestas donde todo el mundo espera la actuación de los dantzaris. Los grupos de danzas tendrían hoy en día que enseñar a bailar por lo menos los bailes más básicos a todo el mundo, para recuperar el ambiente de hace 25 años, cuando todo el mundo bailaba, lo hiciera bien o mal. No estaría mal recuperar los cursillos de aprendizaje de la Era que se hacían antes de fiestas”.

Para José Luis y Javier, Aoiz tiene muchas similitudes con pueblos como Puente la Reina o Estella, donde la gaita tiene un arraigo tremendo y donde se disfruta en la calle con la gaita. “Ha habido y hay un amor a la música increíble”.

“Hoy en día debido a la moda y a la música comercial no se puede hacer juergas con gaita o txistu como hacíamos antes en Aoiz o Pamplona. La hostelería ha cogido la fiesta como negocio y hoy en día es muy difícil romper con eso. Pero no quiere decir que los que defendemos la música tradicional hayamos hecho las cosas mal, sino que es así. También tenemos claro, que algún día la música comercial y el bacalao llegarán a cansar a la gente”.

Podríamos escribir todavía varias páginas más con todo lo escuchado durante la charla, pero por respeto a los demás artículos, concluimos aquí este espacio dedicado a los gaiteros de Pamplona a los que agradecemos muchísimo su colaboración, no solo para elaborar este artículo si no por su colaboración durante estos 30 años al pueblo de Aoiz, donde ha habido momentos buenos y otros no tan buenos. De lo que no dudamos es de que seguirá habiendo una estrecha relación entre Aoiz y sus gaiteros de Pamplona.

Testua: Unai Lako
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza

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