Agoizko Dantzariak
Dudarik gabe, dantzari taldea gure herriko kultur talderik zaharrena da. Lortu ahal izan ditugun idazkien arabera, gure aitzindariak XVII. mendean dagoeneko aritzen zirela egiaztatu ahal izan dugu, ekintza ezberdinengatik lortutako diru sarreren bitartez.
Mende asko dira igaro ditugunak gure herrian dantza bizirik mantenduz, eta hori nabaria da ze, nor ez inoiz dantzari taldearen partaide izan?
Gure lanarengatik harro gaude, oso herri gutxi direlako dantza bere biztanle guztien azalan horren sustraitua dutenak.
Hau da gure aitzindariek utzi diguten ekarpena, eta hau da ere, egunez egun gure ondorengoei eskainiko diegun ekarpena, aurkituko ditugun zailtasunen gainetik.
HISTORIA
XVIII. mendea
LOS DANTZARIS EN AGOITZ EN EL SIGLO XVIII
Hace pocos días me encargaron hablar un rato acerca de lo que pudiera conocerse sobre la danza en Agoitz en el pasado, luego, a resultas de aquella charla, me han pedido que redacte algunas líneas sobre el tema. He elegido para la ocasión el título “danzaris de Agoitz en el Siglo XVIII” por ser una época en la que fueron considerados como unos danzantes fenomenales.
El hecho estriba en que, si bien en el pasado se formaron en Agoitz grupos de músicos y dantzaris célebres; a partir de lo mantenido vivo hasta el momento actual apenas si podría obtenerse alguna pequeña información. La clave para trasladarnos al tiempo en el que los dantzaris de Agoitz eran conocidos en un amplio entorno está en las informaciones conservadas en los archivos, y por lo que a mi conocimiento se refiere a las guardadas, contra el paso del tiempo y del olvido, en el archivo municipal de Pamplona, lugar donde como veremos existen numerosas menciones para los danzantes que nos ocupan.
La empresa que se me encargaba era placentera por dos motivos: se brindaba primero la posibilidad de sacar a la luz los testimonios que desde hacía dos y tres siglos existían sobre un fenómeno importante y puntual, como fue el desarrollo de un importante grupo de danzas que se producía en Agoitz, especialmente en el siglo XVIII; en segundo lugar quienes lo promovían eran los propios dantzaris del lugar, quienes desde el momento que se interesaban por el tema, planteaban el retomar la antorcha y emular a quienes les precedieron. El encargo era irrechazable y tanto ahora como para el futuro saben que cuentan con nuestro apoyo y la colaboración que podamos aportar. Pero vayamos un tiempo atrás antes de llegar al siglo XVIII, cuando en Agoitz se fragua el grupo de dantzaris que venimos anunciando.
Sin el propósito de ser exhaustivo en las citas sobre danzantes de Agoitz llegamos a Iruñea a dar celebridad en el pasado a su fiestas, nos apoyaremos en algunas noticias sobre la danza de Agoitz en el siglo XVII que tengo entre mis apuntes, más a mano. La primera referencia que encuentro (y creo que bien podrían encontrarse anteriores, aunque tampoco veo sea necesario documentarnos en exceso) es de 1655, cuando a las fiestas de San Fermín de Iruñea llega un grupo de danzantes de Agoitz, compuesto por un gaitero, 4 hombres y 4 mujeres (modalidad de grupo de danzantes no excepcional aunque no lo más frecuente en la época, que como veremos era el grupo formado por el número de 8 hombres o muchachos). El año 1657 aparece en San Fermín un grupo de Agoitz de gaitero y 8 hombres. Años más adelante la reseña es más explicita, cuando por bailar en las fiestas de la ciudad Bernardo de Urrizola (maestro de danzas y vecino de Agoitz) cobra por “haber sacado un baile de 8 hombres con su gaitero con diferentes danzas de paloteado y otras”. Luego, en 1672, aparece representando al grupo de Agoitz el gaitero Juan de Ariza quien llevó a Iruñea una danza de paloteado. Antes de terminar el siglo XVII nos aparece una nueva cita, en 1690, cuando Marín Elío cobra por llevar desde Agoitz a las fiestas de San Fermín de Iruñea una danza de niños.
Los testimonios hasta ahora trascritos demuestran la existencia antigua de la danza como actividad habitual en Agoitz, que en ocasiones, como las mencionadas, se animaba a llevar fuera de las celebraciones de la propia localidad; esto denota por sí mismo una cierta calidad del grupo de Agoitz por cuanto que resultaba exportable a otros lugares, y además repetía. Pero sigamos tiempo adelante para ver lo que ocurre.
La siguiente mención sobre la danza de Agoitz no aparece hasta 1723, pero desde ese momento en adelante va a seguir presentándose en Iruñea uno y otro año. A partir de este tiempo la danza de Agoitz va a venir vinculada a unos personajes destacables como lo fueron los músicos que acompañaban a los dantzaris y les instruían en el arte de bailar y las posibilidades de componer variantes. El primero de ellos, y más importante, es Valentín de Redín, músico que acompañaría al grupo de Agoitz en sus salidas a Iruñea durante nada menos que 52 años (de 1723 a 1775), a éste le siguió su hijo Pedro Joseph Redín, vecino de Billabeta (1776 a 1785), y a este Fernando Lizaso (1786 a 1798). Al tratar de los músicos que acompañaban la danza, hemos de detenernos un instante para señalar la importancia de su papel por cuanto que a su condición de músicos, se suma la de ser maestros de danza y ser representantes del grupo de Agoitz.
Las ocasiones en las que van a acudir a Iruñea son con motivo de las fiestas de San Fermín de julio, la festividad del Corpus y las celebraciones por el martirio de San Fermín, en el mes de septiembre (hoy San Fermín Txikito). El montante de las veces que acudieron a Iruñea, de 1723 a 1800, sobrepasa el número de 150 actuaciones; y es que, como veremos, a partir del primer tercio del Siglo XVIII la danza de Agoitz viene a ser algo así como la “danza” en los acompañamientos y celebraciones del Ayuntamiento de Iruñea.
Los detalles sobre la danza, a pesar de reseñarse su presencia en muchas ocasiones, son ahora escuetos, pero no obstante conocemos algunos detalles. Salvo las actuaciones 1723 y 1786 en la que el grupo estuvo compuesto por 10 dantzaris, el resto de las actuaciones se llevaba a cabo con 8 integrantes (hombres unas veces, muchachos otros) quienes acompañados por la música de una o más dulzainas y un tamborcillo componían sus espectaculares danzas, las cuales sabemos que se enriquecían con actividades de volteos.
Llegados a este punto, es necesario poner suficientemente de relieve la importancia de acudir a Iruñea con el cometido de estar presente en las mencionadas celebraciones y acompañamientos oficiales.
Sus intervenciones se desarrollaban los días de víspera y días de San Fermín (fiestas no menos importantes en el siglo XVIII que en la actualidad), en el acompañamiento de autoridades a las funciones de toros practicadas en la Plaza del Castillo durante los San Fermines, luego en la propia función de toros, el día de Corpus, bailando en procesión, así como en San Fermín de septiembre en los actos oficiales.
En todos estos momentos los dantzaris (que imagino portando makilas o espadas) sirven de guardia de honor para las autoridades; y tomemos nota de cuales eran estas autoridades: en primer lugar los miembros del Ayuntamiento pamplonés (que en todas esas actividades son el centro de la autoridad civil), el obispo y los miembros del cabildo catedralicio, por cuanto que concurren a las procesiones y el Virrey, cuando se enviaba a los dantzaris por él, los días que acudía a los toros (otras intervenciones de protocolo para distintas autoridades imagino que bien podrían así mismo haberse dado). Es decir que, en lugar de otro tipo de escolta, son los dantzaris (y durante muchos años los de Agoitz) los encargados de aportar al protocolo de las funciones desarrolladas en las calles de Iruñea, el atractivo y la celebridad que entonces, por lo general más rica que en la actualidad, se requería en las fiestas.
Llegado el siglo XIX continuaron los dantzaris de Agoitz en sus primeros años yendo a Iruñea, pero entramos en un tiempo poco propicio para las fiestas y la celebridad de actos con elementos de folclore, primero es la guerra de la independencia y la ocupación de la ciudad, luego siguieron tiempos de guerras y penurias económicas, lo que sin duda hubo de contribuir (quizá junto a una hipotética devaluación de las aportaciones a los actos oficiales cívico- religiosos de elementos del folclore) a la desaparición de danzas y músicas populares en los actos oficiales de Pamplona; así nos encaminamos hacia unos años de recesión que como última noticia que dispongo de la dilatada presencia en Iruñea de los dantzaris de Agoitz es la anotación de un acuerdo del ayuntamiento en 1817, ante la solicitud de un dulzainero de Elo de acudir a Iruñea con danzantes, que dice escuetamente: “traer danza de Agoitz” (anteriormente se diseña la ida a Iruñea de los danzantes de Agoitz hasta 1807).
Hasta aquí lo que conozco sobre el brillante pasado de los dantzaris de Agoitz, junto a ellos observemos la importancia de la presencia de músicos locales para la continuidad y labor de grupo (al final de este pequeño artículo se hace relación de los llegados a Iruñea durante el siglo XVIII). No cabe duda alguna del prestigio y la notoriedad que hubo de alcanzar en el grupo de Agoitz en el tiempo que hemos tratado, acudir a Iruñea en celebraciones tan indicadas no es fruto de la casualidad, por otra parte al igual que acudieron a Iruñea, pudieron haber hecho actuaciones en otros escenarios importantes, y desde luego intervendrían con ocasión de las celebraciones de la propia localidad, pero en todo caso, lo que podemos concluir es que durante el siglo XVIII Agoitz fue un centro importante para la música y la danza folclórica y ello es sin lugar a dudas, parte importante de la historia de la localidad.
El pasado esto nos dice, el futuro queda en nuestras manos para poder proyectar en el tiempo unos antecedentes brillantes en un arte de la danza, desarrollado por la gente de base del lugar de Agoitz.
RELACIÓN DE LOS MÚSICOS DESDE AGOITZ A LAS FIESTAS DE SAN FERMÍN DE IRUÑEA DURANTE EL SIGLO XVIII:
- Txistulari:
- Martín Francisco de Echebelz (1754)
- Violinista:
- Martín Xavier de Murillo (1789-1794)
- Pandereta:
- Joseph Mª Irura (1792)
- Joseph Mª Ituren (1793)
- Dulzaineros:
- Salvador Belzunce (1797-1798)
- Francisco Irura (1790-1798)
- Bernardo Lizaso (1784-1798)
- Juan Josef Mendioroz (1797-1798)
- Juan Martín Mendioroz (1792-1793)
- Pedro Joseph de Redín (1777-1786)
- Valentín de Redín (1723-1775)
- Tambores:
- Bartolomé Jiménez (1754)
- Sebastián Jiménez (1758)
- Guitarrista:
- Bartolomé Nardi (1791)
Testua: Jesús Ramos
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
XX. mendearen hasiera
ANTES DE LA GUERRA
Inevitablemente el paso del tiempo hace que muchos de los datos, anécdotas y sucesos que acontecieron con respecto a un tema; en este caso las danzas, se olviden. La transmisión oral de las danzas es muy difícil que perdure si no son recogidos y escritos en papel. Con este propósito, quisimos entrevistar a Rafael Estabolite, para que intentase recordar aquellas vivencias del Grupo de Danzas en Agoitz antes de la guerra, sabiendo que la imposibilidad de juntar a cuatro o cinco dantzaris de aquel grupo nos limita la aportación de datos, e incluso nombres de componentes de aquel grupo. Por lo que pedimos que si hay gente que puediera aportar más datos, nos lo comunicara con la intención de ampliar este artículo.
Rafael y su mujer Teresa, nos comentan que ellos tenían 12 años cuando el grupo desapareció por culpa de la guerra y ya no volvieron a juntarse. Había por aquel entonces un grupo de mayores, que según ellos bailaban divinamente y luego dos grupos de chicas y chicos pequeños. Nos dicen que por bailar había pequeñas riñas. Bailaron unos tres o cuatro años, aunque de los mayores no se acuerdan cuándo habrían empezado.
Su lugar de ensayo era el Centro Vasco, lo que hoy es la sociedad Angiluerreka, y como maestros tenía a Paco Urrotz e Inocencio Paternain. Las chicas llegaron a ir al batzoki de Pamplona a aprender las danzas; las danzas que bailaban pertenecían al ciclo de la Dantzari dantza vizcaína: Txotxongilo, Makildantza, Banako, Binako… Las chicas el Zintadantza, uno de cestas que portaban manzanas y por lo menos uno mixto que en Agoitz es conocido como la Zozodantza.
Como indumentaria, los chicos iban de «pamplonica»: pantalón blanco, camisa blanca, faja roja, zapatillas de cintas rojas y pañuelo de seda al cuello con la ikurriña grabada. Las chicas vestían de poxpoliñas: falda roja con una franja negra, blusa blanca con puntos rojos, pañuelo en la cabeza a juego con la camisa, corpiño negro, medias blancas y abarcas, aunque bailaban más a gusto con las alpargatas. Los trajes se los hicieron las hermanas Itoitz: Patro, Agustina y Mª Jesús.
Sus actuaciones se ceñían al pueblo durante fiestas, aunque recuerdan que en el Aberri Eguna de 1935, bailaron en la plaza de toros de Iruñea, siendo los dantzaris más pequeños. Por cierto que ese día hizo mucho calor, y cuando volvían hacia Agoitz en el tren les apedrearon en Uharte. En Urrotz también llegaron a bailar. Como anécdota cuentan que en el salón de Arte y Música, escondieron a los dantzaris debajo del escenario, salió el presentador Goiburu pidiendo disculpas al público porque los dantzaris no habían venido y cuando el pataleo del público se hacía mayor salieron los dantzaris por una trampilla colocándose en cuadro y haciendo las delicias del público. Como músicos estaban Mariano al txistu y Alberto Goñi al atabal.
Del cuadro de mayores no tienen demasiados recuerdos; tan sólo que les enseñaban las danzas un pariente o amigo de Hilario Egues, que Olabe ondeaba de maravilla la bandera y que todos eran unos excelentes dantzaris. Resaltan el papel que hicieron Paco Urrotz e Inocencio Paternain en el mantenimiento de la danza en Agoitz, y que incluso llegaron a ir a Zangoza y Auritz a enseñar danzas, lo cual nos hace pensar que en aquella época, como en la actual, los dantzaris y las danzas estaban muy presentes en la vida social de nuestro pueblo.
Los nombres de dantzaris que salieron en esta entrevista, y que aun sabiendo que nos dejaremos otros en el tintero, fueron: Félix Goiburu, Pablo Sagues, Teresa de Gracia, Fernando, José Mari, Rafaél y Conchita Estabolite, Olabe, Santiago Bidondo, Paco Urrotz, Sagrario López, Inocencio Paternain y su hermano, Casimiro San Martín, Miguel Ángel y Luis Alberto Lako, Jesús Itoitz, Isaac Larrea “Mifa”, Mª Jesús y Nieves Itoitz, Jesús Mª y Ana Mª Binué, Tomás “Charpa”, Ciriaco Erreta y un hermano, hermanos Eguarats, Andrés Villanueva y un Aietxu.
Testua: Pello
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
1960. hamarkada
LA ILUSIÓN DE UN «NUEVO» PROYECTO
Ésta fue la primera entrevista, los convocamos en Kaleangora, y les preparamos una caja de pastas como soborno para robarles los recuerdos de aquella época; nos salió barato. Hacía tiempo que no se juntaban pero no nos costó mucho empezar, nos sentamos alrededor de una mesa, preparamos la grabadora y empezó una descontrolada lluvia de recuerdos.
A principios de la década de los 60, los jóvenes de Agoitz que pertenecían a movimientos de la Iglesia, crearon lo que conocemos como “el Centrico” y ahí se organizaban diferentes actividades: la Cabalgata, salidas al monte, etc. Siendo de la Junta, Socorro Erdotzain y Josefina Eguarats, se les ocurrió crear un grupo de danzas.
Como no sabían por donde empezar, recurrieron a Patxi Zilbeti (sobrino de don Leopoldo) que sabían que era txistulari del Ayuntamiento de Pamplona, para que les orientara, entonces él se brindó para venir a enseñar. Nos buscaron a nosostras, que teníamos entonces 15 años y así comenzamos. Patxi venía los domingos por la mañana en el autobús y ensayábamos unas veces en «el Centrico», otras en «las Monjas»… donde podíamos. Él corría con todos sus gastos que eso le suponía: autobús, fonda, etc., porque nunca le pagamos nada; excepto cuando comía en casa de Valentina. Por eso desde aquí le queremos agradecer todo lo que hizo por el grupo de danzas de Agoitz. Alguna vez nos ayudó Migueltxo Urbiola, que también era dantzari del Ayuntamiento de Pamplona.
Fueron muchos años sin grupo de danzas en Agoitz hasta que empezásteis vosotras otra vez, ¿qué pareció eso en el pueblo?
Eran tiempos diferentes a los de ahora, a unos les pareció bien pero también hubo gente a la que no les pareció tan bien. Creían que el ser dantzari conllevaba otras cosas y ahí sí notábamos algo de recelo, pero nosotras éramos pequeñas y no nos enterábamos de mucho.
El grupo lo componíamos Dolores Matxikot, Sagrario Itxaso, Eugenia Irigarai, Nati Bravo, Angelines Erdotzain, Mª Luisa Suberviola, Tere Beortegi, Rosa Mª Eguarats, Adela Itxaso y Lucía Akerreta, que cuando ésta se fue monja, entonces entró Florita Egiluz.
¿Cómo conseguisteis los trajes?
Lo tuvimos difícil porque no teníamos dinero ni modelos para copiar. Patxi Zilbeti nos consiguió un traje de Iruñea para que lo copiáramos. La tela de las faldas las compramos en Agoitz, en la tienda de Joaquina Lakabe, y el resto del traje: blusa, chaleco, delantal, etc., cada madre nos lo hizo como pudo. Algunas usaron los forros de las chaquetas de sus padres para los chalecos y delantales, y para los pololos, pedimos a las mujeres mayores de Agoitz, y así nos los fuimos haciendo.
¿Cómo se formó el grupo de chicos?
Al año siguiente se formó el grupo de chicos. Como Paco Erdotzain e Inocencio Paternain habían sido dantzaris antes, se les pidió si querían enseñar a los chicos, dijeron que sí y así surgió el grupo de chicos y chicas. A partir de ahí, ya se ensayaba en el Casino y actuábamos juntos.
Los chicos que componían el grupo eran Josetxo Eslaba, Luis Angel de Gracia, Paco Erdotzain, Joaquín Arruti, Patxi Ducay, Alberto Beroitz, Pablo de Francisco, Alberto Mañú, Enrique Salamanca, José Mª Labari, Manolo Erreta,… Y abanderados eran Miguel Etxarte y Fermín Beroitz.
En todos los acontecimientos que había en el pueblo: en la inauguración de la iglesia, en fiestas, cabalgatas, cantamisas, cuando se cubrió el frontón… luego todos los años por Sanisidro se hacía un homenaje al labrador más mayor del pueblo… Por ejemplo, nos acordamos que le bailamos a Pelegrín por primera vez, también a Germán Reclusa, Erreta, San Martín, Santiago en Reparacea,… En estos homenajes solíamos bailar en las puertas de la casa del homenajeado. También por Sanisidro se bailaba la Jota del Chocolate que hasta entonces la bailaban los mayordomos. Pero al llegar nosotros, fuimos los dantzaris quienes la empezamos a bailar y eso ha seguido hasta ahora.
¿Actuabais fuera del pueblo también?
Sí, fuimos a Garaioa, Oibar, San Pedro de Usun, Orreaga y algún otro sitio más. También el día de San Francisco Javier actuábamos en Iruñea en la concentración de dantzaris. Tenemos muy buenos recuerdos de estas salidas. Por ejemplo a Oibar fuimos con el coro de Agoitz, por medio de don Carmelo Erdotzain, que nos repartió por las casas para comer. Nos lo pasábamos muy bien, era una forma diferente de pasar los días.
Cuando dejasteis de bailar, ¿enseñasteis al grupo siguiente?
Sí, Eugenia Irigarai enseñó a las chicas y Joaquín Arruti se encargó de los chicos. Les enseñaron los bailes que sabíamos nosotros. Luego ese grupo ya fue aprendiendo más bailes poco a poco, se hicieron con más repertorio, ya que el nuestro no era muy extenso.
Cuando veis bailar ahora a los dantzaris, ¿qué os parece? ¿qué sentis?
Hombre, no se pueden comparar con nosotros. Bailan mucho mejor, tienen más repertorio, más medios, más ensayos, mejor vestuario,… Lo tienen más fácil que nosotros, ahora tienen txistus, casetes, música… Nosotros nos teníamos que cantar la música mientras ensayábamos. Pero no nos importaba porque íbamos contentos y nos gustaba.. Cuando actúan ahora nos gusta verles, ya que sentimos añoranza. Nos alegra mucho que no se hayan perdido las ganas de seguir bailando y que Aoiz siga contando con un grupo de danzas, porque nos acordamos que el nuestro no fue fácil.
Así, apagamos la grabadora y damos por finalizada la entrevista; Rosa Mª se encarga de redactarla. Nos alegra que al despedirnos, se vea en sus ojos el reflejo de la ilusión de alegres recuerdos, y quedan para hacer una merienda el día del Dantzari Eguna, seguro que en esa merienda saldrán muchos más recuerdos, chascarrillos y sentimientos.
Testua: Kmk
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
1970. hamarkada
IMPULSO A NUESTRA CULTURA
Parece que fue ayer, y sin embargo han pasado más de 30 años desde que el grupo de danzas en el cual participamos fue una realidad. Una experiencia enriquecedora que nos adentró en los entresijos de la cultura vasca, en el cariño a nuestro pueblo, y nos hizo concebir unos valores que han sido determinantes en el transcurso de nuestra vida.
Para entender el grupo de danzas, lo que significaba en aquel momento y su evolución, es necesario situarnos en el comienzo de la década de los 70, y enmarcar la situación política de aquellos años, la propia realidad social de Agoitz, y aquel futuro con mayúsculas, que se nos abría en el horizonte a todos los jóvenes de nuestra generación.
Realmente tocábamos con las manos, aquello que nuestros padres y antecesores no habían podido vivir en los posiblemente años más negros de la edad moderna.
Descubrimos que pertenecíamos a un pueblo que se llamaba Euskal Herria, que la libertad individual y como pueblo era algo hermoso por lo que luchar, y que el grupo de danzas ofrecía todo un ambiente cultural, humano, y de relación que lo hacían un estandarte de nuestras ilusiones, y nuestros compromisos.
Pese a los años que han pasado, tengo el recuerdo muy fresco cuando Manolo Erreta, Alberto Beroitz, Alfredo Mañú, Joaquín Arruti, nos propusieron integrar el grupo de danzas.
El aquel momento el grupo tenía un repertorio corto, y comenzamos a buscar quién nos pudiera enseñar más bailes. Dimos con una gente extraordinaria que entonces integraban el grupo Oberena, y que luego fueron fundadores del grupo Ortzadar, Mikel Aranburu, Josefo, Miguelo, Txomin, Terentxo, no sólo fueron profesores de muchos de los bailes que hoy perduran en el repertorio del grupo de danzas, sino que fueron además de amigos, nuestros introductores en el mundillo de la danza en Navarra, nos consiguieron salidas, y nos arraigaron en el significado de las danzas y las tradiciones.
Así empezamos lo que para nosotros significó una nueva etapa, en la cual además de tener un repertorio variado, comenzamos a popularizar la jota, la purrusalda…
Se recorrieron muchísimos pueblos de Navarra, principalmente de la montaña y de la zona media, comenzamos a asistir a los Dantzari Eguna tanto de Nafarroa como de Euskal Herria, Iruñea, Bilbo, Baiona, Gernika, Zarautz, fueron salidas que colmaban nuestra esperanza y entrega, y tantas horas de ensayo.
Nos relacionamos con grupos de toda Euskal Herria: Oberena, Ortzadar, Iruña Taldea, Muthiko Alaiak, Zangotza, Kezka de Eibar… Con lo cual nuestro círculo se amplió notáblemente y descubríamos el sentimiento de las tradiciones, y las raices de los distintos pueblos y comarcas de nuestro pueblo.
Hay una fecha que posiblemente tiene un significado muy especial, fue el primer festival que el Grupo de Danzas de Agoitz ofrecía a su pueblo, fue en San Miguel del año 75 y por primera vez se escenificaban danzas de todos los herrialdes de nuestro País, conseguimos apañar un vestuario y una coreografía digna para la ocasión, este festival coincidió con los fusilamientos de Txiki y Otaegi y también para ellos hubo un recuerdo sentido. Esto significó un aldabonazo a la trayectoria del Grupo de Danzas, y el inicio de un nuevo desarrollo, artístico y organizativo del grupo.
Tengo grabado la emoción que sintió aquella noche Joaquín Arruti que fue nuestro director y coordinador en aquellos años.
Desde el grupo se comenzó a impulsar actos y fiestas de nuestro pueblo, bien se puede decir que los Sanisidros se recuperaron por el empeño de los dantzaris, la Jota del Chocolate, los roscos, los mayordomos, volvieron a las calles de Agoitz junto con los gaiteros de Iruñea, a los que trajimos con la colaboración del Ayuntamiento.
Dimos vida al Olentzero, sudábamos tinta alrededor del leñador, para conseguir el ambiente festivo y reivindicativo, que tenía en aquellos años.
Comenzamos a ser indispensables en todas las celebraciones populares de Agoitz, la mañana del domingo de fiestas, los Sanisidros, los festivales de San Miguel, nos convertimos en un referente indispensable en la cultura de nuestro pueblo.
¡Y lo bien que lo pasábamos en las salidas tanto en Agoitz como en otros pueblos!, esto hacía olvidar las penurias de nuestros ensayos en locales no muy adecuados, nuestra falta de vestuario, y de acompañamiento musical, todo se subsanaba a base de esfuerzo y ganas, y con el orgullo de pertenecer al grupo cultural más viejo de nuestro pueblo, y al que tal vez no se le ha dado la importancia que a nivel cultural, social y artístico ha tenido para Aoiz, el escudo de nuestro pueblo ha sido paseado con ilusión y dignidad por toda Euskal Herria pese a ser un pueblo de 2.000 habitantes.
No quisiera acabar este pequeño periplo de los setenta, sin recordar a aquellos integrantes que ya no están con nosotros, Joaquín Arruti, José Luis de Carlos y Maribi Itoitz, fueron el ejemplo de que la vida es lucha y ganas de vivir. Ellos también siguen bailando en nuestro corazón.
Testua: Kiko
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
1980. hamarkada
DE LA MANO DE ANGILUERREKA
Una buena noticia nos proporciona el grupo de danzas actual: el Dantzari Eguna de Nafarroa se celebrará este año en Agoitz y con él, la oportunidad de que muchos de los protagonistas que durante los últimos años han pasado por el grupo de danzas de Agoitz, se reencuentren y analicen su época y contribuyan a la actual. Pues bien, a ese menester nos pusimos un grupo de dantzaris de la época de los 80.
Diremos como fecha la primavera del 84, aunque algunos parecen que seguían ensayando antes con los últimos ramalazos del anterior grupo. Cómo empezamos, sin duda, lo tenemos muy claro: con el nacimiento del colectivo Angiluerreka, el cual fue impulsado por gente que ama la cultura vasca y que veía en Agoitz una gran parte de la juventud con inquietudes y ganas de hacer cosas: se empieza a traer cine, crean un grupo de montaña e incluso a hacer teatro. Pues bien, dentro de este colectivo, los que acabaron en el anterior grupo deciden impulsar de nuevo un grupo de danzas en Agoitz, después de tres años de parón.
Como hemos dicho, fue la primavera del 84 y tras unos arduos ensayos en el frontón de las Escuelas, nuestra puesta de largo fue en las fiestas del pueblo en ese mismo año. Como anécdota podríamos comentar que tras un mes ensayando el paloteado de Cortes, con miembros del anterior grupo, nos empezamos a dar cuenta de que algo no cuadraba y tras algunas consultas, tuvimos que recomponer todo el baile, pues los cruces nos los habían enseñado al revés.
Comenzaba con fuerza una nueva época en el grupo de danzas, ¿no?
Desde luego, y con ella la necesidad de unos locales donde ensayar, danzas nuevas que aprender y la mejora de la indumentaria. Nos repartimos trabajos, y mientras unos fueron a Iruñea a aprender bailes con el grupo del Ayuntamiento de Pamplona, hoy Duguna, otros intentaban que el Ayuntamiento de Agoitz nos proporcionara un local y algo de dinero para indumentaria y material. Por fin nos llegó un local que el Ayuntamiento tenía arrendado a Juanita Uriarte, lo que era la antigua Harinera, al lado de las Monjas. Cuan fue nuestra sorpresa, al darnos cuenta que había que sacar cantidades industriales de escombro, aparcar el coche funerario y el carro de los bomberos, retejar e echar suelo. Pero eso no fue obstáculo porque había muchas ganas de tirar adelante.
Compramos tela y nuestras madres nos hicieron nuestros primeros pantalones, camisas, faldas, chalecos y un sinfín de adornos. El grupo se había consolidado y nuestra primera salida fue a Leitza, después vino una gira por casi todos los pueblos de Aezkoa y posteriormente, un sinfín de salidas, de las que podemos destacar: Gernika, Gasteiz, Baiona, Zarautz, Tutera, Cabanillas, Zangoza y un largo etcétera que por cuestión de espacio dejaremos aparcado.
Como complemento a todo esto, el grupo se preocupó de recuperar los carnavales con Mascaritas y Kaskabobos, potenciar los Sanisidros, consiguiéndolo plenamente puesto que los dos o tres primeros años fueron muy bien acogidos por todo el pueblo, incluso hoy en día podemos disfrutar de ello. Se empezó a coordinar con la Federación de Danzas, subimos a Garralda y Aurizberri, intentando potenciar las danzas en esa zona, e incluso hicimos un trabajo de investigación sobre unas danzas de paloteados que había en Agoitz en el siglo XVII.
Como grupo, lo que sí conseguimos fue darle otro carácter, puesto que intentamos ser más estilistas, ya que por ejemplo cambiamos las botas y los vaqueros por zapatillas y chándal, incluso con estiramientos de piernas antes de ensayar. Perfeccionamos las danzas como se bailaban en su lugar de origen, incluida su indumentaria particular. Para corroborar lo anteriormente dicho, nos remitimos al festival que ofrecimos al pueblo de Agoitz en 1986, con casi tres horas de actuación y que en nuestra modesta opinión fue apoteósico.
¿En el grupo predominaba hacer sólo danza, o había alguna ambición más?
Como ya hemos mencionado antes, aparte de estilizar la danza, se intentaba participar en todo a lo que nuestra cultura se refería: Korrika, Sanisidros, Carnavales, fiestas patronales, día de las Ikastolas, homenajes, bodas, etc., o sea, algo así como danza sí, pero asumiendo todo lo que se cocía en Agoitz y lo demostramos con creces.
¿Fue la vuestra una buena época para que el grupo fuera adelante?
Creemos que al contrario que en anteriores grupos, con el franquismo de por medio, nuestra época fue plena de, sino facilidades, sí de plena ebullición en la recuperación de las raíces de Euskal Herria. Sin ir más lejos en Nafarroa se llegaron a contabilizar 28 grupos de danzas.
Como anécdotas, podríamos comentar una que tras el Dantzari Eguna de Gernika, volvíamos en un 850 blanco al completo, cuando sufrimos un control de alcoholemia de la Ertzantza (fue de los primeros que se hacían). El conductor sobrepasó los límites pero al final pudimos darles el esquinazo, simulando haber sido otro el que iba conduciendo. O en otra salida a Cabanillas, donde el cura no nos dejaba cambiarnos en la sacristía a chicos y chicas juntos. O en otra, en Villatuerta, donde algún hombre nos increpó por llevar la ikurriña. O en Gares, donde en la plaza que debíamos bailar se estaba celebrando una boda gitana con todas las de la ley.
En definitiva, se consiguió un grupo de danzas compacto y muy bien avenido, en el cual participó mucha gente del pueblo, y que por motivos de espacio u olvido, resumiremos todos, en el nombre de Imanol Elizari, txistulari durante todos estos años y que gracias a su ímpetu y generosidad de currar fue posible realizar ese proyecto; desde aquí nuestro reconocimiento.
Nuestra última aportación, fue la preparación del Dantzari Eguna de Nafarroa en 1991 y que desde Federación se nos felicitó por la buena organización y la calidad del mismo.
Para terminar, ¿cómo veis al actual grupo?
El hecho de que haya grupo es positivo y lanzamos la propuesta de que para Sanisidro del año que viene se prepare un Dantzari Eguna local, en el que participen dantzaris de diferentes épocas. Por supuesto que se sigan manteniendo las fechas de actuaciones en Agoitz y a ser posible mejorándolas.
Testua: Pello
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
1990. hamarkada
VIVENCIAS Y RECUERDOS
Hacia el año 1991, Amparo Sartze y Pello Arizkuren cogieron la batuta de nuestro grupo de danzas y a partir de aquí empezarían a crecer nuestros sentimientos hacia las danzas y todas las vivencias que surgen de nuestras andanzas como grupo. Aunque la mayoría llevábamos años bailando, fue aquí cuando nos consolidamos como tal. En esta nueva época aprendimos bailes como San Miguel, Otsagabia, Eltziego, Mayas, Larrain dantza…
Los inviernos transcurrían ensayando en el frontón Toki Eder. Aunque a veces nuestra actividad variara y nos dedicábamos a contar chistes, jugar a pelota, etc. En verano amenizábamos las tardes de las escuelas con nuestros bailes y el sonido de gaitas y txistus.
Nuestra primera actuación, cargada de cierto nerviosismo, fue en fiestas del 91. Era nuestro primer Larrain dantza y compartimos cartel con nuestros predecesores, por aquellos tiempos ejemplos a seguir.
Después de este debut fueron varios los sitios donde se requirió nuestra presencia: Berriz, Lezo, Durango…, numerosos Dantzari Egunas, así como en diversos actos de nuestro pueblo y alrededores.
En todas estas salidas nos sucedían cosas casi incontables, cierta vez a una de nuestras chicas se le olvidó uno de los trajes, así que no hubo más remedio que vestirnos la mitad del cuadro con un traje y la otra mitad con el otro, añadiendo el agravante de tener que danzar descalzas porque también se habían olvidado las alpargatas.
En cierta ocasión también al llegar casi al punto de destino, nos dimos cuenta que uno de nuestros componentes se había quedado en tierra. ¡Más vale que siempre lográbamos salvar la papeleta!
Algo que ayudaba mucho a la unión de los componentes de este grupo fueron nuestras escapadas de fin de semana que nos permitían convivir y compartir casi sin límite de horarios y cierta libertad por el hecho de estar fuera de casa.
Entre risas, recordamos aquella salida a Espotz a hacer palos en la que uno de nuestros chicos se resbaló y cayó rodando hasta que un árbol maltrecho, que encima de que lo paró, lo partió con la cabeza.
Urdirotz también nos trae gratos recuerdos, en aquella casa perdida en el monte pasamos varios fines de semana.
Todo esto, nuestra trayectoria como danzaris, estas inolvidables escapadas y nuestro sentimiento a lo que representan las danzas se lo debemos a Amparo y Pello y desde estas líneas quisiéramos agradecerles por siempre su disposición y las ganas que siempre tuvieron de liarse la manta a la cabeza con nosotros.
Testua: Laura
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
2000. hamarkada
1997-an sortu genuen gaur egun Agoitzen dagoen dantza taldea. Ilusio handiarekin hasi ginen, gure lehenengo ateraldiaren bila. Hau, urte bat beranduago etorriko zen; Garraldara. Poxpolinaz janzten ginen lehenengo aldia zen, eta hori, guretzat, pausu handia zen dantza munduan.
Lehenengo pausuak Jota eta Purrusaldarekin eman genituen. Gero Neskadantza eta San Miguel, eta hortik aurrera zerrenda luze bat; Zintadantza, Lesaka, Erregiñe ta saratsa (Mayas)…
Dantza taldea, Angiluerreka elkartearen barnean gaude. Honek behar dugun askatasun guztia ematen digu, noiz, non eta zergatik dantzatu gure esku gelditzen delarik.
Empezamos en el año 1997 con una cena para concretar los días de ensayo, horarios… en fin, para conocernos mejor. Todos empezamos con grandes ilusiones, dispuestos a comernos el mundo. Íbamos a ensayar con muchas ganas, pensando ya en hacer nuestra primera salida formal. Ésta llegaría un año después: a Garralda. Era la primera vez que nos poníamos los trajes de Poxpolina y eso, para nosotros, fue un gran paso en el mundo de las danzas.
Nuestro repertorio empezó con la Jota y la Purrusalda. Después, las chicas aprendieron el Neskadantza y los chicos el San Miguel. El primer mixto fue el Ingurutxo de Iribas y, poco a poco, el repertorio fue aumentando. Sin darnos cuenta, ya bailábamos Matelota (Pescadoras), Erregiñe ta saratsa (Mayas), Lesaka, Cortes, Pañuelos, Larrain dantza (la Era), Kontrapas, Mahaigaineko y muchos más. Además, también tenemos muchos proyectos para el futuro, como crear el escudo propio del grupo.
El grupo de danzas pertenecemos a la sociedad Angiluerreka, lo cual no nos supone ningún tipo de atadura; nos da toda la libertad que necesitamos para elegir dónde, cuándo y por qué bailar.
Nuestro secreto para coger fuerzas es hacer una cenica de vez en cuando y recordar todos los buenos momentos que hemos vivido gracias a las danzas. Como cuando nos echaron de la Ikastola de Viana en aquel Dantzari Txiki Eguna. ¡Y sólo por querer amenizar el ambiente de la comida jugando a pillar! O como cuando en aquel desfile íbamos cantando “vida sana hay que tener…”
A pesar de todo nos gusta ser dantzaris, nos gusta seguir las tradiciones que dejaron e identificaron a nuestros mayores. Porque la dantza es una de las costumbres más antiguas que siguen vivas en nuestro pueblo. Aunque creemos que tampoco se puede mantener una tradición a rajatabla, hay que evolucionar con el tiempo, porque el baile es reflejo de la sociedad, de la cultura.
Se despierta un sentimiento especial al ver que en otros sitios también se baila. Ser dantzari es algo más que pertenecer a un grupo, ser dantzari es algo muy especial que llevamos dentro muchos de nosotros. Nos gusta lo que hacemos y no vamos a dejar que desaparezca. Pero estamos tranquilos; sabemos que hay un grupo de txikis detrás dispuesto a cogernos el relevo cuando nosotros no podamos seguir.
No podemos terminar este artículo sin nombrar a María Iribarren, Nico García, Laura Ripodas y Mikel Villanueva, ya que este grupo hace tiempo que hubiera desaparecido si no llega a ser por ellos. Por toda la paciencia que han tenido les queremos dar las gracias. Mila esker.
Componentes: Idoia, Marisa, Izaga, Maitane, Arantza, Ikerne, Aitziber, Amagoia, Lorena, Sara, Laura, Marta, Tania, Leire D., Amaia, Ekhiñe, Irune, Leire J., Ainara, Josu F., J. Ziriza, Iñaki, Igor, Asier Ojer, Daniel, Josu U., Mikel A., Patxi, Jon y Asier Otano.
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza
2010. hamarkada
Guk gaurko dantzarien geroa gara. Orain dela 3 urte hasi genituen gure entsaioak, repertorioa ez da oso zabala, dantza gutxi batzuk dakizkigu oraindik, baina ikasteko prest gaude, gure nagusiek dakizkitenaz aparte beste batzuk ere ikasi nahi ditugu, adibidez polkak asko gustatzen zaizkigu, erritmo handia dute, eta egingo ditugun festibalei bizia emango dietela uste dugu. Beste kultura batzuetako dantzak ere ikasi nahi ditugu. Baina hau guztia lokal propio batean entsaiatzea gustatuko litzaiguke, orain arte leku batetik bestera joan behar izan dugu eta.
Azkenen bi urte hauetan, ateraldi batzuk egin ditugu, hala nola, Noain, Faltzes… eta gelditzen zaizkigunak oraindik. Oso ongi pasatzen dugu bidaia hauetan, denetarik egiteko denbora ematen digu; barre egiteko, beste haur batzuekin egoteko, baita ikurrinagatik borrokatzeko (hau Noainen gertatu zen), ligatzeko…
Dantzariak izatea asko gustatzen zaigu, herriaren kultura bizia jarraitzeagatik egiten dugu, herria alaitzeagatik.
Testua: Ainara
Komunikabidea: «El Tuto» – 3. monografikoa – 2002ko maiatza